Sí, estamos locas …¡No! No digas que no, que eres la excepción y que eres «lo suficientemente madura» para entender a la primera que no eres el centro del universo. Que nunca miraste mal a alguna chica sólo porque se vistió más despampanante que tú. Ni que te cortaste el cabello pensando en un ‘cambio de look’ y que 5 días después seguías contenta con lo que te hiciste.

Todas, TODAS queremos ser el centro de atención en algún momento, todas hemos querido que aquella chica más bonita le caiga un pote de pintura cual película de high school estadounidense y todas nos hemos arrepentido horas después de hacernos una cagada en el pelo por puro capricho.

Ser mujer es ser emocional por naturaleza ya que estamos mucho más en contacto con nuestros sentimientos, y no está mal dejarnos llevar por ellos de vez en cuando y expresar lo que hay dentro y a veces la lógica no tiene cabida en nuestras decisiones, lloramos y no sabemos por qué (¡No lo niegues!).

Hay que prestar mucha atención a la actitud de los hombres en nuestro entorno (y ser un poco como ellos, si es posible), su manera de resolver los problemas es mucho más rápida y efectiva ya que no se detienen a lamentarse, esto sucede por su naturaleza: necesitan proveer bienestar, incluso para ellos mismos. Buscan la salida más efectiva, que a veces es la más rápida y otras veces de manera metódica y dejando un lado sus sentimientos.

Esto llega a abrumarme viniendo de cualquier hombre que conozca: novio, padre, amigo o conocido. Porque ven todo de manera tan sencilla y una aquí en un vórtice de entropía de sentimientos absurdos muchas veces causado por nuestras propias hormonas. Sí, a veces ni yo misma me soporto y es cuando desaparezco y me distraigo… Y cuando salgo del encierro de mí misma, no todo estuvo tan malo y trato de seguir con mi día.

Nuestras amigas son leales porque saben lo que sientes porque ellas lo han sentido en algún momento en sus vidas. Pero siendo full objetivos, a veces no te proveen una real solución. Amo a mis amigas, con toda el alma; pero sinceramente no encuentro solución en un «Ay amiga… Te entiendo». Sí, pero ¿y? ¿qué es lo que debo hacer?… Jajajaja! Gracias por tu comprensión, ahora necesito un consejo y para darlo debes ver la situación de manera objetiva.

Cuando tengas problemas realmente graves, acude a un hombre. Ellos te darán apoyo, no con palabras pero sí dandote un buen consejo, objetivamente y te dirán la verdad sin pepitas en la lengua. Incluso cuando te abrume, saldrás de ese estado y te darás cuenta que tiene tanta razón. ¡Sinceramente admiro a los cabrones esos! Y más a los que son novios, porque aguantan todo esto y más. (Amor si ves esto, gracias por aguantar lo inaguantable, te amo).

Independientemente del «problema», siempre sacamos a esa loca que llevamos dentro, esa loca que nos hace ser celosas, distraídas, orgullosas, testarudas, sensibles y torpes. Esa loca que afirma que somos humanas y que con recelo nos hace aceptar nuestros errores. No está mal ser loca a veces, porque en la locura está la diversión y así es como nos aman ellos, pero todo es más fácil cuando lo aceptas y te das cuenta que quizás exageraste un poco en tu reacción.

Quizás no te lo digan, pero es reconfortante para ellos que lo reconozcas, porque demuestras con humildad que a veces te equivocas y que puedes hacer las cosas mejor una próxima vez.