Mucho he visto que se define a una persona exitosa como la más popular, conquistadora o quien tiene más dinero y propiedades en su poder, o aquellas que denotan tanta confianza en sí mismos, que pueden convencerte de lo que sea. Si luces como un ganador con el resto de las personas, ¡felicidades!, eres una persona exitosa, o por lo menos eso pareces. Hasta que en tu soledad tus sentimientos y tu mente te demuestren lo contrario.

En nuestra exhaustiva búsqueda de la felicidad, la cual puede estar resumida en tener mejores recursos económicos, ejercer la carrera que estudiamos, casarse y tener hijos; siempre existe el miedo tonto de fracasar, de pensar que no somos lo suficientemente capaces o aún peor, que no merecemos ser exitosos.

No mencionaré la clásica frase de «puedes lograr lo que sea si te lo propones» y que no hay que tener miedo… ¡Claro que hay que tener miedo! El miedo es una respuesta natural a lo desconocido y nos dice cuánto queremos algo y que no queremos perderlo. Es bueno sentir miedo a fracasar, el problema está en que no hagamos nada con nuestras vidas y quedemos sumergidos en él… Porque ya de plano eso es fracasar.

Entonces, ¿cuál es el problema? La respuesta es más complicada de lo que parece, ¿o no?. En definitiva ha sido algo que se ha manifestado a lo largo de mis pocos años siendo un ser consciente. ¿Por qué los seres humanos buscamos la quinta pata al gato, y de entre todas las cosas buenas, sólo basta una para jodernos la existencia? Es una pregunta que se quedará sin respuesta.

Sácate de la cabeza que el éxito viene de tener las cosas más caras, ropa de marca, viajar, tener, tener y tener… Todo esto es material y sólo se utiliza para presumir, sino de qué valdría que se vea tan bonito. No me malinterpreten, no digo que tengas que ser un conformista, pero, ¿sólo comprarte el Iphone 7 porque es lo más nuevo aunque tenga casi las mismas funciones que el 6S plus? ¿No crees que carece de sentido? ¿No crees que sería sólo para presumir? Esto no sumará ni restará a lo que es más importante: quién eres realmente, no lo que quieras que los demás vean de ti.

Acostumbrada a siempre ver lo que me falta en lugar de agradecer a Dios o a la vida por tener todas las bendiciones diarias, no era feliz. No estaba tranquila y siempre me presionaba a mí misma. Me acostumbré a vivir de esa manera, hasta que un día dije ¡basta Mayii! …no voy a repetir la historia y este es mi momento de ser quién quiero ser y alcanzar el cielo y más allá. De trabajar duro y de irme a mi cama con una sonrisa por cumplir las pequeñas metas del día a día.

Al menos yo veo el éxito de esa manera… ¡Y me funciona! ¿Para tí qué es el éxito? Si aún no lo consigues, trabaja duro y esfuérzate, reconoce tus debilidades y fortalécete mental y emocionalmente. Mira mi artículo ¡No te presiones! y sigue adelante hasta cumplir tus metas.