Son las 5:35 p.m. cuando empiezo a escribir esta entrada desde mi hamaca contemplando el atardecer mientras escucho mis dedos golpeando el teclado, algunos pajaritos haciendo algún tipo de canto de apareamiento, y a los chacales que juegan en la cancha de ‘el lado oscuro’ del Sector 10 de La Cabima.
Hacía mucho tiempo que no llegaba tan temprano a casa luego de un día de trabajo… Lo cual, a pesar del sueño terrible que tengo, es una oportunidad para escribir sobre mi propia recuperación, por lo menos hasta que oscurezca y encienda las luces de Navidad de las ventanas.
Okaay ya voy ‘pa’l cuero’…
Desde el sábado pasado, que escribí Sentimientos Indispuestos, la primera de estas entradas he notado un cambio, sobre todo porque leí la dichosa entrada muchas veces para realmente creer cuál es mi problema, y enfrentarlo sin necesidad de ir a un psicólogo. Digo, también estoy ahorrando dinero y tiempo… Y lágrimas que saldrían de manera innecesaria, rememorando mis tragedias internas sin sentido.
Definitivamente estoy tomándomelo con calma y siendo mucho más buena conmigo misma. Me tomo mi tiempo de ser yo misma y hacer las cosas que quiero, y de hecho me siento motivada por lo que pueda darse en el futuro, cuando antes me daba miedo o sentía que no era capaz de afrontarlo. Pero poco a poco empiezo a creer que si esas pruebas están presentándose en mi vida es porque puedo superarlas, obviamente trabajando duro para ello.
Últimamente sí me he visto acorralada por la negatividad en mi vida diaria, pero la diferencia es que ahora no dejo que me afecte pensando en las cosas buenas y sintiéndome agradecida por ello. De hecho las cosas buenas son más en cantidad que las cosas malas.
Puedo concluir que he avanzado mucho en tan poco tiempo, meditando en mi soledad y haciendo las cosas que me gustan cuando quiero y no sentirme culpable de ello. Sí es cierto que he tenido pequeñas rabietas que me maltripean pero inmediatamente busco algo en qué entretenerme para olvidar por qué estaba tan disgustada. En fin, poco a poco reduzco los sentimientos de ira hacia cosas que no tienen mucho sentido en mi vida y he podido sentirme un poquito más tranquila.
Ya estoy encaminando la energía de mis sentimientos hacia algo más positivo y provechoso para mi propia existencia, sólo así puedo proveer de positivismo a los demás, no superficialmente, como antes, sino de una forma completamente genuina.