Ni aunque jures y perjures que estuviste ahí, que viviste ese momento, que disfrutaste en familia o con amigos… Si no hay documentación de ello en tus redes sociales, puedes dar por muerto ese acontecimiento. Y por muy extremista que suene, parece la filosofía de vida de muchas personas actualmente.

Todos hemos sido víctimas de nuestra propia vanidad, y no lo digo en mal plan. En verdad nos encanta presumir de lo bueno que nos pasa ¡y eso está bien! En lo personal me alegro mucho cuando veo publicaciones de alguien que conozco cumpliendo sus metas, haciendo sus sueños realidad, claramente porque se siente orgulloso de ello. Eso está más que bien, y aunque existan memes burlando esas buenas situaciones, no debemos quitarles el mérito para nada.

Pero qué pasa cuando en nuestro entorno existe una o más personas, que publican absolutamente todo lo que hacen día a día: fotos, historias, publicaciones, tuits, incluso sus ubicaciones… A mí me parece preocupante porque prácticamente no existe privacidad absoluta. Es decir, ¿es necesario que todo el mundo sepa que estás en X ó Y lugar?. Pensaría que eres alguien muy cotizad@ y que te buscan mucho… ¿Para qué? Tú sabrás…

Puede parecer incluso un poco insoportable ver prácticamente todos los días la misma cosa, las mismas personas publicando todo a su alrededor… Y antes de continuar aclaro que en este artículo no hablo de los influencers, ell@s son figuras públicas y su trabajo es ser embajadores de sus patrocinadores. A ell@s les pagan por eso. ¿A tí te pagan por publicar todos los días con frases que parecen sacadas de desmotivaciones.es?

Lo lógico es decir «Elimina a ese contacto, bloquéalo o silencia sus historias» sí, ya me ha tocado. La taquilla no sólo refleja todo de lo que uno siente orgullo, también puede proyectar imágenes equivocadas de personas con las que convivimos día a día.

Como si taquillaras de una persona que no eres… No tiene puto sentido presumir de lo que uno carece y alardear de ello pensando que eres cool porque tienes miles de likes. No te pagan por ello, no tienes que publicar cada cosa para hacer notar tu presencia… Como si tu presencia en la vida misma no valiera.

La vida es esto que pasa justo ahora, y no es obligatorio compartirlo todo. A veces hay momentos que valen más que una foto o un video, que son más lindos porque lo guardas para ti y lo llevas dentro de tu corazón. Sí, te sentiste de puta madre y quieres gritarlo a los cuatro vientos… Pero tus 3,400 seguidores no lo van a atesorar como tú lo harías…

De hecho, ell@s sólo seguirán scrolleando su instagram porque están aburrid@s y no tienen más nada qué hacer.