¿Por qué agruparlos en un sólo artículo? ¿Quieres copiarte de Ariana Grande con su thank u, next? Quizá sí, pero sólo ellos saben quiénes son y por momentos fueron parte de mi inspiración para hacer de todo en mi vida.
¡Cómo el amor nos inspira!, nos hace sacar sentimientos que nunca nos fueron familiares. Que nacen muy profundamente en el corazón y se reflejan en las acciones que por pura convicción realizamos sin esperar nada a cambio. Sí, suena muy idealista e incluso imposible, y no te culpo si así lo ves… Hasta hace poco mi pensamiento se redujo a eso también.
Mi ideal del amor se ha visto trastocado gracias a estos amores fallidos, que me hicieron tanto bien en su momento, todo se trataba de un ascenso que parecía interminable. Cuando se llega hasta el punto más alto, no existe más nada que el descenso y es ahí cuando lentamente salen defectos de absolutamente todo y es inevitable pensar en el choque contra el suelo. Sabes que el golpe será fuerte pero necesario para darte cuenta de que simplemente ese no era tu destino final.
A cada uno de ellos, que me enseñaron que siempre, de una u otra manera, tendré que darme cuenta con un golpe y quitarme las gafas de color rosa con las que veo el mundo cuando estoy perdidamente enamorada. Sí, con cada uno de ellos tuve un clímax, sentimental del cual no me arrepiento de haber sentido. Cada uno me hizo descubrir cosas que no sabía que amaba y que no creía que podría llegar a ser.

Porque tengo una extraña tendencia a buscar una especie de amor paternal en ellos… He idealizado el amor de mi padre, muchas veces he sufrido por ellos y sé que eso le partía el corazón cada vez que me descubría llorando. Lo llenaba de impotencia no poder hacer nada contra esos amores porque yo los elegí. Yo tomé la decisión de llorar las lágrimas que muchas veces me ahogaban, y él sólo me veía desde el muelle cuando yo sólo debía nadar hacia él.
Cada uno me hizo dar todo de mí, hasta lo que no tenía. Dar sin medida con palabras, acciones, actitudes e incluso pensamientos y doctrinas, las cuales estaban guardadas muy profundo pero que por amor sacrifiqué. Porque ellos me convencían de que estaban en lo correcto y yo me convencía a mí misma de seguir sus consejos, sus pensamientos e ideales, desplazando completamente los míos… Quizá porque, al ser todos mayores que yo, creía que tenía que llenarme de toda su sabiduría y sobreestimaba sus palabras y decisiones, y subestimaba las mías.

Y con tantos ascensos hacia la locura, en esos lentos descensos me refugié en la música. En musas que estremecen mi corazón en cada una de sus letras y reflejan toda mi rabia, mi impotencia y mis lágrimas. En obras maestras que se quedan muy dentro de mí y que simbolizan mi renacimiento, luego de haber vivido el cadalso en cada una de esas experiencias.
Para superar a B, me refugié en el álbum homónimo de Beyoncé.
Para superar a C, me refugié en el álbum Lemonade, de Beyoncé.
Para superar a J, me refugié en el álbum El Mal Querer, de Rosalía.
Y sí tuve muchos más amores, besé más bocas y he caído en otros brazos, pero estos seis en específico albergaron en su momento lo más precioso de mí. Estos brazos fueron mi refugio y en ellos me perdí, porque una mirada fue más que suficiente para despertar toda mi pasión por esos brazos y envolverme con ellos, siendo un solo cuerpo del cual añoraba ser esclava y del que nunca pensé que iba a querer escapar.

Ahora que me he desencantado del todo, y he dejado libre mi propio duelo, he podido visualizarme en cada uno de esos amores y darme cuenta de lo terrible que estaba siendo. De lo mal que me comporté, de que fui de lo peor y que me equivoqué demasiado. De que me merezco estar donde estoy porque dejé que mi autoestima dependiera de esas personas que, con años de convivencia simplemente se volvieron extraños para mí y yo me volví una extraña para ellos.
No fui quién se supone que debía ser, pasé por alto todo lo que era importante y me olvidé de Mí. Porque esos amores despertaron de todo en mí, pero yo me quedé en un coma profundo e indefinido en el que todo lo que yo quería se quedaba guardado en mi subconsciente, el cual buscaba despertarme incontables veces entre tantas situaciones de peligro pero yo sólo hice caso omiso.

Por esto digo que he despertado de un sueño, al permanecer sola he podido escuchar mi voz interior y la he dejado ser todo lo que ella quisiera. He llorado, he sufrido, he extrañado, he reflexionado muchísimo y todos los días me despierto un poco más. Me he distraído pero también he hecho introspectiva y lo que me tranquiliza es que no es para nadie más, es sólo para mí misma.
Y quizás por la cercanía entre un amor y otro, nunca los superé a cada uno debidamente. Simplemente me olvidé de todo lo malo y volví a amar, con la misma intensidad y entrega, pero no me arrepiento porque he aprendido y porque luego de todos esos viajes, he llegado a mi destino final: a poner los pies sobre la tierra, donde está mi subconsciente, ya despierto, esperándome para permanecer en mis cinco sentidos; donde están mis propios brazos para envolverme y conservar el calor de mi alma.
Ese destino final es mi propia redención. Es mi propia vida, que escribiré sin ayuda de ningún hombre, porque ya no me hace falta y porque quiero hacerlo por mí misma. Ese destino es todo lo que a Mí me hace feliz, lo que me permite ser como siempre me he conocido. Ese destino final es mi propio ser y procuraré que no vuelva a dormirse más.

[…] de escribir la carta A mis Amores Fallidos he seguido reflexionando, a veces mirando a la nada buscando un maldito sentido de mis acciones, a […]
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[…] adictivos, tóxicos, malvados e hirientes en los que tengo igual o mayor culpa que mis verdugos. Amores Fallidos que en cierta parte terminaron de una forma escandalosa, pero me enseñaron muchísimo sobre mí […]
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