Feminismo, una palabra que inspira desaprobación, un movimiento que causa repeluz y una ideología en la que no todo el mundo está de acuerdo por las razones equivocadas. El feminismo es un movimiento tan joven como nuestra vida republicana, en el que se busca la equidad de derechos políticos, sociales y económicos en ambos sexos, pues los hombres han mantenido estos mismos derechos por muchos más años, que nuestro Panamá contemporáneo.
Panamá por estar en una región tan crucial, ha recibido influencias sociales de muchos países, aunque eso no quita que sigamos perteneciendo a la retrógrada América Latina. Hemos recibido mucha influencia americana en nuestra idiosincrasia, que se ve reflejada en gran parte en las mujeres panameñas y lo liberales que podemos llegar a ser. Aún así existe ese flagelo, ese impedimento cultural de hacer fehaciente nuestra libertad como mujeres, capaces, independientes y (verdaderamente) respetadas por los hombres.
El feminismo no excluye a ninguna mujer: no importa religion, raza, género, orientación sexual, identidad ni cultura. A todas las mujeres se nos deben respetar nuestros derechos, no es que «todas las mujeres tenemos derechos», porque realmente los tenemos, según la Declaración Universal de Derechos Humanos, pero eso no da fe a que se respeten, de la misma manera en la que se respetan los derechos de los hombres.
El feminismo, aunque sea un movimiento liberal y desafía el conservacionismo que oprime a la mujer, no excluye tampoco a mujeres que sean conservadoras, creyentes y desean formar una familia tradicional. Incluso hay feministas que desean ser madres y se les debe respetar ese deseo. También como existen mujeres que desearon ser madres pero por muchos motivos, ese retoño no pudo nacer.
En Panamá, la H.D. Corina Cano, en conjunto con los diputados Manolo Ruíz, Miguel Fanovich y ‘Tito’ Rodríguez; impulsan un Proyecto de Ley que crea un récord para bebés no-nacidos en el cual los progenitores tendrán que registrarlo en las 72 horas posteriores a la defunción. Esto, en lugar de ayudar al luto de sus padres, lo empeora al punto de deshumanizar la pérdida con prodecimientos engorrosos como el registro de datos de los progenitores (incluso huellas dactilares), datos de ‘la persona’ concebida no-nacida, causa de la muerte, etc.
Para conocer a fondo este proyecto de Ley, da clic a este link: Proyecto de Ley de Identidad de Bebés Fallecidos en el vientre materno
Existe un gran rechazo a esta ley porque entidades no-gubernamentales como la Conferencia Episcopal, apoyan esta iniciativa impulsando también la influencia de la Iglesia Católica en temas de estado. Un gremio conformado por HOMBRES, CÉLIBES (supuestamente), IMPARCIALES y que llevan en su consciencia los casos sin condena y sin resolver de pederastia en la Iglesia a nivel mundial. ¿Por qué no buscar limpiar la imagen empañada de la iglesia católica panameña por el ‘Caso Cosca’?
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De todos modos, no tienen nada que hacer estos hombres sin familia en opinar y apoyar proyectos de ley que afectan directamente a las mujeres y a sus familias. Su intención dice ser la de ayudar con el luto, a través de la iglesia, aprovechándose del dolor inenarrable de perder a un hijo para mantener o aumentar el número de feligreses y hundir mucho más el dedo en la llaga. Las mujeres que pasan por esto, deben aceptar la pérdida y seguir adelante, porque el dolor es solo suyo y de sus familiares.
La mujer tiene derecho a mantener en total discreción su luto, tanto como si deseara compartirlo. Tanto como si deseara pasar la página y seguir adelante, tanto como si quisiera volver a intentar procrear, etc. La mujer tiene derecho a decidir sobre su cuerpo, su útero, lo que entra y sale de él, y es inadmisible el hecho de que personas ajenas vayan a mandar en su cuerpo.
Respeten los derechos de las mujeres que se hacen valer, porque su cuerpo y sus sentimientos son de ella porque los sufre en carne viva y no son de nadie más. Respeten su independencia y su decisión, respeten y no traten de inmiscuir en sus ideologías ni influir en sus creencias, porque con esta ley absurda bastardean totalmente el recuerdo de un angelito que vivirá siempre en el corazón de su madre. Lo vuelven más doloroso e insoportable.
Ocúpense en mejorar las leyes de Educación Sexual y Reproductiva, en las cuales aún seguimos en pañales. Promovamos el derecho a decidir si deseamos interrumpir un embarazo no deseado sin peligro alguno y a tiempo. Promovamos el uso de anticonceptivos desde que inicia la edad reproductiva y a ayudar a niños a que reconozcan a depredadores sexuales impartiéndoles el derecho a cuidar su propia integridad física y sexual.
El feminismo también es un movimiento para proteger la salud física, emocional y mental de estas madres de no-nacidos y es por esto que, hombres y mujeres, estamos alzando la voz para que se respete ese dolor de madre.
Para que nadie decida sobre ellas y así tengan la total libertad de seguir adelante.