Como cosa de Dios, o cosa del diablo, el 7 de octubre me notificaron que debo regresar a trabajar de planta todos los días. Confieso que en el primer momento pensé “qué pereza, Ya me acostumbre a estar en mi casa todo el día, todos los días”, También pensé que me había adaptado muy bien a esta normalidad y que por un instante, podría quedarse así ¿ para siempre? No lo sé, sólo era parte de un pensamiento ideal, interesante pero por lo visto bastante alejado de la realidad.

No debo despreciar el hecho de qué fue mi realidad por casi 7 meses, que viví bastante tiempo en esta burbuja implantada y que a pesar de la paranoia, pude cuidar mi salud. Miro para atrás y sí, fue bastante tiempo… Literalmente la mayor parte del 2020 me la pasé en mi casa y creo que voy a extrañarlo mucho,Ya que pude potenciar todas las facetas de mi vida en un solo espacio sin morir en el intento. Luego de asimilar la nueva noticia, pensé que en realidad no sería tan malo si sigo con mis horarios, si establezco un patrón parecido al de la cuarentena Y me rijo a la responsabilidades que ya tengo. Sí, el entorno cambiará, las personas también y algunas costumbres pero debo verlo como una nueva aventura de la cual poco a poco me he hecho partícipe, pero que ahora viviré todos los días.

Tengo pensado trabajar desde muy temprano, se productiva en las primeras horas del día y seguir con ejercicios durante la tarde. También pensé en invertir mis horarios: hacer ejercicios en la mañanas, llegar más tarde al trabajo Y así dormir un poco más… Pero no, me gusta regresar a mi casa temprano, los tranques son un pain in the ass y ahora que tengo Menos tiempo, quiero aprovecharlo al máximo. De todos modos en un trabajo como el mío habrá días que me tocará invertir mis horarios, pero no será siempre, lo bueno es que ya estoy acostumbrada a ese trajín y ya no me molesta.

Espero que el shock no sea tan fuerte y saber adaptarme a esta “nueva normalidad”, que se avecina. Es cierto que las cosas no van a ser iguales nunca más: Las charlas en la cafetería, al momento del almuerzo, las producciones con un montón de personas, El programa diario a las cinco, y por lo visto algunas relaciones que por El distanciamiento, se convirtieron en aislamiento. No quiero ser pesimista, al contrario, siempre mantenía una actitud neutral, alegre, cordial con todas las personas con las que me cruzó en el camino Todos los días. Sólo espero que no me afecte el hecho de haber estado distanciada tanto tiempo, porque lo único que quiero es mantener un ambiente de trabajo que no sea hostil para mí, aunque eso signifique ser la única persona con una sonrisa de la cual La mayoría piensa que es por pura ingenuidad Incluso inmadurez.

Me da igual si al final yo también dibujo una sonrisa en sus rostros, no por caridad ni mucho menos sino porque hay tantas cosas feas pasando en el mundo, estamos en una pandemia, ¿por qué un motivo más para seguir con caras largas o con amargura? A mi no me hace sentido así que prefiero siempre tener la mejor actitud. Es cierto que hay días malos hay días tristes, días en los que no quieres hablar con nadie… yo también los he tenido pero pienso que nadie tiene la culpa de ello, mucho menos en un lugar como el trabajo en donde hay que tener la cabeza fría para ciertas cosas.

Sí, voy a extrañar mucho El teletrabajo, pero ha llegado el momento de vivir otra etapa de esta “cuarentena“ que en algún momento formará parte de mi “nueva normalidad“ así que voy a Acogerla, abrazarla pero sobre todo adaptarme a ella… Primero porque es lo que toca, segundo porque Ya es parte de mi trabajo y tercero porque lo veo como una nueva aventura y prefiero quedarme con eso.