Como si no fuera suficiente en este año tan extraño, ahora es de agregar un nuevo elemento a mi lista de cosas que me pasaron. Lo que a veces me pregunto es porque todo tiene que ver con salud, y aunque no es tan grave, sí es algo que me pone un poco triste. No sé si es el destino, Dios, o simplemente una reacción adversa a un tratamiento bastante agresivo del cual estoy saliendo, contra todo pronóstico y es lo único que puedo decir que está bien en estos últimos días.
No sé si el estrés está catalogado como una enfermedad, pero si es el causante de muchas otras y la verdad es que últimamente he tenido mucho estrés, a veces se me manifiesta con dolores en los hombros y la nuca, a veces se intensifica la tendinitis de Quervain. A veces me dan ganas de llorar (y lloro), a veces me dan antojos extraños de Taco Bell, y a veces simplemente trato de terminar todas mis responsabilidades para encontrar la paz mental momentánea.
A finales del año pasado tuve un brote de acné en el rostro por estrés… Al inicio pensé que eran mis siringomas esparciéndose (Tumores benignos de la glándulas sudoríparas) del cuello hacia mi rostro. Me puso triste porque pensé que mi rostro iba a quedarse con todas esas “bolitas“ que tengo en mi cuello. Fui al dermatólogo y ella llegó a la conclusión de qué era por estrés, ya que mi cutis siempre ha sido seco, porque sí era cierto que últimamente estaba llena de trabajo. Me mandó antibióticos y cremas. En casi un mes ya no tenía nada.
Ahora he manejado muchas emociones, he pasado por mucho a nivel físico y estoy en un punto extraño el cual no me gusta mucho. No pretendo ser la más saludable pero intento mantener mi salud estable, quizás sobre pensar acerca de mi tendinitis de Quervain, el dolor, los anti inflamatorios y corticoides, han hecho de mi cara un desastre. Sí, es cierto que no debo ser cruel conmigo misma, después de todo esto lo provocó mi estrés y la forma en como me exijo tanto a mí misma, pero hay tantas cosas juntas que han afectado mi aspecto físico, Y sí, me importa mucho en el aspecto de que quiero tener mi piel sana, no por vanidad, en verdad no me interesa porque no quiero impresionar a nadie.
No quiero ser bonita para nadie, no tengo esa presión innecesaria en la que mi rostro debe parecer el de una muñeca sólo para que alguien venga y diga que es bonito. No me interesa. Lo único que me interesa es volver a tener mi piel sana como siempre lo ha estado.
Todo en esta vida tiene solución y no quiero parecer súper-recontra-optimista cuando el mundo pretende irse abajo, pero si pienso que este aspecto superficiales algo que puedo tolerar, algo de lo que me puedo recuperar, porque ya lo hice una vez, y pude pero esta vez fue más grande mi dolor. No tanto físico, sino emocional porque me preguntaba: ¿qué karma se supone que estoy pagando para tener tantas afecciones de salud encima? ¡Sólo hace falta dar positivo a Coronavirus!
Fui resiliente y sané mi piel poco a poco con medicamentos que me tomé religiosamente, tuve el consejo de mi doctora, mi dermatóloga y seguí cuidándome mi tendinitis con los consejos de mi ortopeda y fisioterapeuta. Las dosis de los corticoides disminuyeron a medida que los granos iban desapareciendo. Volví a maquillarme y a sentirme bonita porque estaba cuidando mi piel desde lo más profundo de mi corazón y creo que eso fue lo más importante.
Este fue el principio de mi sanación física, que me hizo demostrarme a mí misma que no importa el aspecto siempre y cuando yo busque sentirme bien. Que algunas cosas cuestan otras y que todo ese daño que me hice a mí misma por intentar cumplir mis propias expectativas, me enseñó que también debo darle cariño a los sentimientos más serenos que hay en mi corazón. Sané mi piel y sanó también mi percepción de mí misma y sobre todo el amor más importante que tengo: el propio.