
Solo nos queda pegar un grito al cielo por todas las frustraciones infundadas en este año tan insólito y extraño, en donde por culpa de algo tan pequeño y casi invisible como lo es un virus, nuestros sueños se vieron truncados, nuestra realidad incierta y el miedo infundado muchas veces por los mismos medios de comunicación, hizo inminente nuestra poca capacidad mental de afrontar situaciones de esta magnitud e hizo evidente el atraso de los sistemas de salud en Latinoamérica.
¿Mucho para una introducción a una lectura que parecerá más un desahogo? Sí, yo también pienso lo mismo, ¡pero es que hay tantas cosas pasando al mismo tiempo! Es como aquella frase trillada de El Alquimista de Paulo Coelho pero a la inversa: «Todo el universo conspira PARA QUE NO CONSIGAS UN CARAJO»… Lo siento, me exalté. Pero sí, todo el universo ha conspirado contra tí, contra mí y contra absolutamente todos.
¿De quién es la culpa? ¿De los chinos que se tomaron su sopa de murciélago o de aquellos que cazaron a esos murciélagos? No me malinterpreten, en realidad la pregunta anterior tiene un trasfondo o quizás la mejor definición sería de una metáfora que pudiera explicar la pregunta que de verdad ronda mi cabeza… pero me da tanto pesar exponer la situación en un país como Panamá, en donde el sistema de salud antes de la pandemia, ya era paupérrimo e ineficiente.
Todo nos está explotando en la cara, a grandes y chicos, a ricos y pobres, a jóvenes y no tan jóvenes. Nos estamos dando cuenta de lo vulnerables que somos, de que somos un país de sólo un puñado de gente y que por eso debemos luchar por salvarnos a nosotros mismos. Es desalentador no tener el respaldo de un gobierno que únicamente se ha interesado por llenar sus bolsillos a costa de las vidas de miles de personas y de casos que crecen exponencialmente.
Es desalentador que muchas personas no sepan qué van a hacer en la próxima cuarentena para llevar comida a su mesa, o mascarillas, caretas y alcohol, o medicinas y artículos de limpieza… todos escenciales pero a veces no somos conscientes que existen familias que deben elegir entre estas tres cosas cuando tienen alguna esporádica entrada de dinero.
Solo nos queda ser conscientes de todo lo que está pasando, de cuidarnos a nosotros mismos, a nuestras familias y a nuestros amigos. Sí, nada nos haría mejor que un abrazo pero demuestras más amor si te mantienes distanciado, si usas mascarilla y no saludas de mano y beso. Solo nos queda seguir trabajando y esforzándonos para que nuestra situación económica no empeore: ahorrando lo más posible, racionalizando nuestros gastos, ayudándonos con nuestra burbuja y salir lo menos posible.
Ya todos estamos cansados. Todos, sin excepción… Desde aquel que tuvo disciplina y guardó su cuarentena preventiva desde marzo hasta octubre, pasando por aquellos que quisieron algo de normalidad comenzando a salir tomando las medidas necesarias hasta aquellos que les valió tres pares de v#$%& e hicieron fiestas, arriesgando a sus familiares, vecinos y amigos. TODOS estamos cansados de toda esa basura, sobre todo el personal de salud que vive lo más horrible de la pandemia…
[29 de diciembre de 2021]