La mayor parte de tiempo este blog se ha caracterizado por mis experiencias en el amor. Sin mucho recelo he contado gran parte de mis andanzas, quizás porque no soy la única que la vivido y a lo largo de los años mi perspectiva ha cambiado. Me encanta poder compartir esas experiencias con personas que quizás necesiten saber que no están solos y que puedan ver su problema desde otra perspectiva.
Día número N de mi cuarentena, en casa haciendo teletrabajo, refugiándome en una rutina implantada Obligatoriamente pero que he sabido tomarle cariño y que ahora disfruto, sobre todo en mis pausas. Rutina que tienen muchas personas también pero que no debería envidiarse, porque estar en casa tanto tiempo también abruma, sobre todo en mi caso que debo cuidar a mi abuela y también cuidar mi condición: Crisis aleatorias de rinitis crónica.
Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que escrito en este blog, de hecho ya empezaba a extrañarlo, pero el día a día ha resultado bastante ajetreado sobre todo estos últimos meses en los que estado trabajando, en mi maestría, mis negocios de diseño y culminando mi meta de bajar de peso.
Es una frase que se repite constantemente durante estos días tan extraños… Porque estábamos acostumbrados a una realidad que poco a poco se nos ha ido arrebatando, a una rutina que por repetirla tanto ya ni siquiera nos dábamos cuenta de lo que hacíamos, a las dificultades del día a día que ocupaban nuestra mente y no nos permitían disfrutar de esa realidad.
Esas dificultades que se normalizaron: los tranques bestiales, la universidad, el trabajo, el gym, la falta de sueño, los compromisos, familia y pareja, cuentas por pagar, diligencias y todo el trajín del día a día al cual se reducía nuestra existencia por lo menos en esta etapa de nuestras vidas. Dificultades que en más de una ocasión queríamos ‘foldear’ e irnos a la mierda, aunque sea por 15 minutos.
Crecimos con muchos estereotipos: flacas, blancas, altas, piel perfecta, cabello largo, depiladas, muslos delgados, piernas largas y torneadas, nariz fina… y un gran etcétera que nos hace preguntarnos si realmente lo que se espera es que seamos fabricadas a partir de un molde.
Y aunque en los últimos años aquellos estereotipos pierden fuerza, seguimos con la idea incrustrada en la mente de ser cada vez más perfectas. ¡Cómo no! Si existen concursos como Miss Universo, donde se esfuerzan por destacar otras cualidades no-físicas de mujeres que se someten a un régimen alimenticio, de etiqueta, vestuario y formas de comunicación que buscan una perfección absurda, sabiendo que la mujer promedio claramente no está representada en esos trofeos llamados Misses.
Chantelle Winnie Harlow – Modelo con Vitiligo
Existieron pasarelas como Victoria’s Secret Fashion Show, el cual NUNCA ví una modelo plus size ni una modelo tatuada… Lo más inclusivo que recuerdo fue a una modelo con vitiligo, asiáticas, morenas (pero con el pelo ultra alisado)… vendiendo un glamour que realmente no representa a sus clientas: mujeres normales con espalda ancha, grasa abdominal, celulitis, senos grandes, muslos más grandes y traseros enormes.
Ashley Graham – Modelo Plus Size
Me alegra vivir en una época que la belleza femenina está en proceso de transición… a volverse algo muchísimo más subjetivo y que supone menos expectativas y estereotipos que nos vende la publicidad de taaaaantos años. Aún hay ciertas espinas qué sacar de ese machismo que determina cuál mujer es bonita y cuál no, pero hemos avanzado muchísimo al ver que hay más personas influyentes con cuerpos y personalidades tan diferentes.
Cada vez hay más divas plus size, tatuadas, queers, negras, asiáticas, con el cabello lleno de colores, tomboys, rasgos aborígenes, etc… y de eso se trata, de que existan representantes REALES de la belleza de la mujer y que todo estereotipo pierda validez cuando nos enfrentamos a la realidad en la que ‘la mujer perfecta’ no existe. Y ese afán de querer mostrar al mundo qué tipo de mujer es la que debemos ser, acabe para siempre.
Strip (ft. Sharaya J) – Little Mix: un himno al cuerpo femenino REAL.
Así que si no estás conforme con el cuerpo con el que naciste, haz todo lo posible por llegar a ese punto en el que te veas desnuda y ames todo eso que eres. Pero hazlo por ti, no lo hagas por cumplir las expectativas de nadie. No lo hagas por llegar a un estándar ni a un estereotipo que gente que no te conoce, quiere implantar en tu cabeza.
No le des el poder a nadie de decidir qué tienes que hacer en tu cuerpo, porque tu cuerpo es tuyo y sólo tú puedes cuidarlo como tú quieras. Así que ámate, ejercítate, come bien, ponte la ropa que quieres, tatúate, perfórate, píntate el pelo como quieras… haz que tu propio cuerpo sea la máxima expresión de quién eres por dentro y no te compares con nadie, sólo con quien fuiste ayer y sé todos los días una mejor versión de ti.
Sí, escribí «cuerpas»… A propósito. Sí, ya sé que está mal escrito y quizás antes lo hubiese criticado, si no es que ya lo critiqué… Pero la falta ortográfica tiene un por qué. Como en muchas marchas feministas, se utiliza este término para referirse al cuerpo femenino exclusivamente, manifestando el descontento que arraiga el hecho de que realmente nuestra ‘cuerpa’ no nos pertenece.
No es un acto vanal o necedad utilizar este sustantivo, es un acto de revelación porque vivimos en una sociedad en la que el cuerpo femenino se sexualiza, escandaliza, causa morbo o rechazo. Es objeto de comentarios, juicios, expectativas por parte de personas tan ajenas a él que a veces ni nos damos cuenta de todos esos micromachismos que escuchamos de todos diariamente.
Solo en el 2019 han pasado muchas situaciones políticas a nivel nacional y regional, que de alguna u otra forma influyen en nuestra manera de ver el mundo y en algo que, hasta hace poco era algo tan nimio para nosotros: el desarrollo de nuestro país.
En este tiempo que nos tocó vivir a los jóvenes adultos de hoy (y que por suerte es menos trágico y difícil que el de nuestros padres), tenemos una ventaja: decidir si tomamos consciencia de lo que pasa ahora o ser indiferentes ante cualquier situación que, directamente, no nos corresponde resolver. Lo que vivimos es menos complicado para nosotros, que para nuestros padres porque ellos no tuvieron más opción que hacer que las cosas mejoraran sí o sí.
Una frase que no paraba de repetirme una de mis mejores amigas y tuvieron que pasar casi 10 años para realmente comprenderla…
Hace ya un buen tiempo que me mantengo soltera, que mis sentimientos más puros no están amarrados a un alguien y eso no influye en mis acciones o decisiones. Y es que quizás mi corazón sea lo que contiene la fuerza absoluta para mi accionar en mi vida, pero cuando hay alguien que ocupa gran parte de él, lo trastoca y retiene muchas cosas dentro de mí, o por lo menos eso es lo que me dice mi propia experiencia.
Bethliz «Pamela» Martínez, quien me dijera la otrora frase.
Feminismo, una palabra que inspira desaprobación, un movimiento que causa repeluz y una ideología en la que no todo el mundo está de acuerdo por las razones equivocadas. El feminismo es un movimiento tan joven como nuestra vida republicana, en el que se busca la equidad de derechos políticos, sociales y económicos en ambos sexos, pues los hombres han mantenido estos mismos derechos por muchos más años, que nuestro Panamá contemporáneo.
Esta es una continuación de «Todo está bien…»: relato de mi más reciente lucha. Si no has leído la primera parte, te recomiendo que des clic al link y cuando termines, continúes leyendo este relato. ¡Gracias!